Durante mucho tiempo preguntó: ¿no te acuerdas....?,
hasta que aceptó que ya no se acordaría
y empezó a responder a cada pregunta como si fuera
la primera vez que se la formulaba
la primera vez que se la formulaba
“Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.”
“El Don del Águila”. Carlos Castaneda