Explicó que los poetas, sin saberlo, anhelan el mundo de los brujos. Como no son brujos, ni están en el camino del conocimiento, lo único que les queda es el anhelo.
“Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.”
“El Don del Águila”. Carlos Castaneda
viernes, junio 29, 2012
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sábado, junio 16, 2012
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