El sol había encargado al murciélago que llevara a la luna una bolsa con oscuridad. En el camino, el murciélago paró a beber agua, dejó la bolsa en el suelo y unos animales curiosos la abrieron y la oscuridad se escapó.
El sol obligó entonces al murciélago a vivir en la noche hasta que hubiera recogido de nuevo la oscuridad que había perdido. Solamente una noche al año el murciélago y el sol se volverían a encontrar, la noche del solsticio de verano.Leyenda de las tribus komo de Sierra Leona, África.
“Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.”
“El Don del Águila”. Carlos Castaneda
lunes, junio 26, 2006
El solsticio de verano
lunes, junio 19, 2006
Retorno
He decidido recuperar mi tiempo. Empezaré por los recuerdos.
Soy un conocido futbolista, me deslizo con rapidez por la hierba, avanzo con el balón entre las piernas, regateo a ¡dos,tres defensas!, disparo con la zurda y el balón se cuela por la escuadra de la vieja máquina de coser de mi madre.
Mi hermana entra y dice que basta ya de golpes con la pelota de tenis, que me esperan todos en la mesa.
Fin del partido. Bajo el interruptor, se apagan los focos y cae la oscuridad sobre la moqueta verde de mi cuarto.Tengo treinta años, un buen empleo y una casa, pero un dolor me oprime el cuerpo y, cuando llegue la noche, mi madre no vendrá a la orilla de esta cama para rezar las antiguas oraciones.
Pablo Echart Orús