
“Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.”
“El Don del Águila”. Carlos Castaneda
jueves, junio 28, 2007
jueves, junio 21, 2007
Mujeres
jueves, junio 14, 2007
Castillos en el aire.

Hay momentos en que el entusiasmo y la euforia nos invaden.
Nos sentimos emprendedores, cargados de energía y queremos compartir con los demás ese sentimiento.
Todo este torrente de fuerza hace a la persona de acción y puede ayudar a conseguir metas.
Otras veces, la importancia que le damos a los hechos nos compromete por encima de nuestras fuerzas, de modo que el espíritu emprendedor se trasforma en tensión y estrés. Convertimos nuestro ideal en fanatismo. La abnegación que nos movía en principio, muta y se convierte en exigencia, impaciencia y obsesión.
Desde ese momento tratamos de convencer y convencernos; esa actitud direcciona nuestras miras hacia un solo punto, que suele argumentarse a sí mismo con valores morales elevados.
El apasionamiento exagerado lleva al desgaste, no sólo físico, sino mental, emocional y energético.
Al desmenuzar el quijotismo que nos impulsa, quizás descubramos que hemos creado castillos en el aire para ocultar aspectos de nuestras vidas que no nos agradan. La mente establece el mecanismo de escape que recrea mundos artificiales y que permite vuelos cortos y gratos que antes o después caen por su propio peso. Es el resultado de proyectarnos sobre el mundo y sobre los demás.
Bach denomina a este estado: “Vervain” y dice del que lo transita, que el propio impulso suele hacerle negar la necesidad de un tratamiento ya que éste obligaría al sujeto a estar más pendiente de sí mismo.
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En la ola,
Flores de Bach
martes, junio 05, 2007
De naturaleza pasional
El amor metamorfosea, se esconde bajo la tierra para salir nuevamente hacia el respiro; un instante desnuda al guerrero, lo envuelve en un manto y un perfume ancestral, lo trae de regreso, lo enfrenta, lo inspira, separa partícula por partícula su racimo, lo estira, lo convierte en verso, lo convierte en canción.
...lo convierte en latido
Elú
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...en el corazón del camino,
Mis amigos
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