Una de las cualidades inherentes a la atención, es la capacidad de maravillarse.
Cuando tienes todos tus sentidos puestos en el acontecimiento que te ocupa, no hay manera de que se vuelva rutinario, porque es como si lo vivieras por primera vez. No entra en juego la mente con comparaciones o el deseo que espera que…y eso deja fuera, las decepciones o la contrariedad.
La vida, en sus múltiples facetas cobra el color y el soplo mágico, que concede el descubrimiento. Uno se impregna de asombro y se llena de una vibración que late al ritmo de lo que percibe; se funde con el momento y acompasando, aflora una gratitud que todo lo llena… hay quien dice que ese estado se llama Amor.
“Ya me di al poder que a mi destino rige.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme de mí.
Desapegado y sereno, me lanzaré
más allá del Águila para ser libre.”
“El Don del Águila”. Carlos Castaneda
miércoles, febrero 09, 2005
...porque nunca es lo mismo
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1 comentario:
La mente concentrada, viviendo el momento, es una aliada del despertar consciente. Y encima, nos encontramos mejor, mucho mejor, lejos de las preocupaciones que general la otra mente.
Gracias por tus reflexiones.Me encantan.
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